Amigos recomiendo leer tranquilamente este artículo. Los proxímos días publicaré además: -The Oddfather, -La Mafia, Stalin y el futuro de China; -El Clan Pujol: una familia con comportamientos mafiosos y su ideología nacionalista; -Kennedy (Obscenity) La trama que aborda el asesinato más famoso del siglo XX; -Peter Leeson: piratas, cooperación y gobierno un saludo -j re-
«Puedes llegar lejos con una sonrisa. Pero llegarás más lejos con una sonrisa y un revolver»
Al Capone
La mafia se comporta como una asociación que busca restringir la competencia en un determinado sector (bebidas, juego prohibido, trata de blancas, la representación política) con el objetivo de mantener la tasa de beneficio del clan.
Con la aparición de las grandes ciudades, y la creación de bolsas de marginación y pobreza, los elementos más atrasados han encontrado como vía de ascenso social su asociación grupal en determinadas sociedades. Históricamente La Mafia está compuesta por una red de familias y fidelidades fundadas por miembros de su misma comunidad.
La familia (el clan mafioso) desde la perspectiva económica funciona como una cooperativa de productores que intenta ejercer una influencia monopolística sobre el mercado. En Cataluña el caso más paradigmático es La Familia y su capo: los Pujol, con algún matiz, es un matriarcado y quien dicta las leyes y cohesiona La Familia es la madre.
En la época de la Ley seca en EEUU, lejos de alejar a los norteamericanos de la bebida, alentó la proliferación de alcohólicos e hizo crecer exponencialmente el poder y la fortuna de las mafias de Chicago y Nueva York (1). El negocio se estructuraba en bares ilegales, prostíbulos y casas de apuestas, distribuidos por calles o zonas.
Al Capone y su organización lograría persuadir a cada productor de alcohol para que redujera su ouput individual, con el objeto de reducir el ouput de mercado (la oferta), todo ello con el fin de lograr un precio superior. Las consecuencias para el productor individual suponían como resultado una cuota de oferta menor, pero su posición mejoraba y con ello sus beneficios.
En el ejemplo catalán, el control del Estado (la Generalitat) y la adjudicación de la obra pública o los servicios asociados a su gestión ha permitido reducir la oferta y asignarla a los Amigos del Poder. Nosotros observamos como el comportamiento mafioso deriva en una red paralela de gestión de los beneficios por parte del hijo mayor Jordi Pujol Ferrusola utilizando la globalización (testaferros, paraísos fiscales, empresas pantalla, etc.)
El problema surge en aquella época y en la actual cuando todos los productores intentan aumentar los beneficios violando la cuota asignada de producción o del control estatal, por citar la Venezuela del Presidente Maduro. Es aquí donde interviene la fuerza de coacción de la mafia que establece límites entre las diferentes áreas que compiten. Pero las luchas entre las diferentes bandas pueden estallar cuando cada una de ellas intenta restablecer o alterar sus diferentes tasas de beneficios. En el caso catalán no ha existido esta lucha pues durante quince años los gobiernos del PSOE o el PP frenaban las investigaciones para validar sus posiciones de poder.
«La historia de la elevación de las rentas agrícolas (o de actividades mafiosas en nuestro ejemplo) -dirá Richard Lipsey-(2), ofrece amplios testimonios de la aplicabilidad empírica de esta predicción. Frecuentemente, los acuerdos de restricción de cosechas se rompen, y los precios descienden -al exceder cada uno su cuota-. El gran odio y la violencia ocasional que muestran (3) a veces los miembros de los acuerdos de restricción de cosechas contra los no miembros y los miembros que las violan, es fácilmente comprensible».
La esencia del poder mafioso es la inestabilidad, cada clan desea aumentar su esfera de dominio y ello contribuye a incrementar sus gastos. La familia persigue crear alianzas para alterar el equilibrio entre las bandas. La ley no escrita, la omerta (el silencio) siempre contradice las ambiciones de los diferentes jefes que juegan a aumentar el mercado con el riesgo de perderlo todo. Al Capone dirá: «me han echado la culpa de todos los muertos, con excepción de los de la lista de bajas de la Guerra Mundial».
Los diferentes programas televisivos y la saga del Padrino han aumentado el interés y la simpatía por el comportamiento mafioso. El problema reside en que las nuevas generaciones mafiosas ya no poseen la estructura ni la ética religiosa y familiar de los clanes de los años veinte –salvo el ejemplo catalán-. Ahora la mafia chechena o rusa o el negocio terrorista de Bil Laden desbordan los objetivos iniciales por otros más sofisticados: el chantaje nuclear, la guerra bacteriológica, o el dominio de estados “incompletos” (Sudan, Afganistán, ¿Irak?, o la mafia de izquierdas de Corea del Norte); o la asociación para el robo mediante comisiones en estados modernos como Cataluña por los Pujol o la Venezuela de Nicolás Maduro.
Pero esta larga lista… es larga
Notas:
(1)Revista El País Semanal, Pag. 36, 17 de octubre de 2004.
(2)Richard Lipsey
(3)En cursiva en el original.
Hola Juan,
viendo lo sucedido (y por otra parte esperable) se me plantean muchas preguntas. ¿Por qué tanta prisa para declarar de forma unilateral la independencia en Cataluña? ¿Por qué tanta insistencia en tener una justicia propia y no «obedecer» las leyes españolas? Humm… como mínimo da que pensar. No será que de esta forma sería más difícil juzgar al clan Pujol (y a otros). No deja de ser extraño que ante tanta evidencia de pruebas acusatorias y tras haber transcurrido ya varios años, todavía no estén en prisión ninguno de ellos. Podría seguir con las preguntas. ¿Por qué tanta «presión social» por parte de los políticos en este momento para llevar adelante un proceso independentista? Bueno, seguro que muchos no pensarán como yo, pero da que pensar…
Un abrazo y magnífico artículo
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gracias Francisco Javier Tostado, un primer paso es desnudar los comportamientos, el siguiente como tu dices es aplicar las leyes -que algunos no desean, luego nos queda quitar del Estado a sus representantes, reformarlo y liberar nuestras energias _para nosotros y nuestros hijos/as- de la sociedad catalana y ese sería nuestro legado si fuera catolico diría tengo fé, mejor soy optimista un abrazo j re
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A la espera de leer el resto de los artículos, Juan. Esto si se escribe como ficción hace unos años no se lo hubiera creído nada
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Tienes raón Olga un saludo cordial juan
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