Mis abuelas Italianas: -04 la Voz propia by j re crivello

Era siempre a la misma hora, el periódico estaba en la puerta de entrada de mi Nona Francisca. No traía titulares, era un diario raro, adelante unos avisos minúsculos llenaban las hojas del tabloide. Tal vez el paso del tiempo y la lectura de ese diario que escondía las noticias en su interior, despertaran en mi dos pasiones, la comunicación y el marketing. Siempre pensé: ¿cómo se podía vender aquella cosa tan fea y tan poco intrigante? Y… además grande e incómoda para morirse. Pero allí conocí la llegada a la luna, como noticia. Allí me forme y allí intercambie muchas charlas de política con una mujer alta, delgada, de tez blanca, mirada suave, y muy guapa. Francisca era viuda, su marido le había dejado una razonable posición económica y mucha complicidad. Al morirse mi Nono, la vida cambió. A esta parte de la familia la dominaron los patrones femeninos, en una variedad de personalidades y estilos, que en mi caso, un niño de 8 años, ese mundo era un regalo de matices para mi futuro deseo de ser escritor.

Mi Nona era una mujer que vivía en una casa que siempre diré: partía una esquina hacia la izquierda y la derecha, y su techo, producto de su hijo arquitecto, innovador en su tiempo, digamos, eran olas sucesivas de techo abovedado y cristaleras que se cubrían con portalones largos, pesados que solo se podían trabar o dejar cerrados con cierta dificultad algo que no estaba incluido en el diseño.

De poco hablar Francisca, además de cultivar mi afán por la lectura, me introdujo en el debate: que sobre si un Golpe de Estado era bueno o no (hablo del golpe de estado de 1966, con tan solo 12 años en mi caso), que si los hombres que le rodeaban podían ser sus candidatos o no, que si los largos días de ese pueblo eran interminables o no. Y siempre con una voz muy suave y frase cortas y economía en la dirección de sus opiniones.

Y… recuerdo de ella esta frase, compendio de esa sabiduría que cultivaba:

“Vedi Juanchi, ogni piccolo ricordo si somma”.


Traducción:

Ya ves Juanchi, cada pequeño recuerdo suma.

Nota:

La voz interior en todos nosotros surge de complejas relaciones que nos influyen. Y la voz de un escritor es aún más la suma de otras voces que le influyen.  Tal vez si las mujeres no hubieran tomado el poder, aquel juanchi no habría sido más que un masculino que gustara del futbol, buscara un trabajo y renovara la vida como muchos hombres lo hacen por generaciones.

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. De la Polemática, la Fetería y el Sucundún dice:

    FRANCISCO.¿Están ricos los bombones?
    NONA.¿Traquiste má?
    FRANCISCO.No Pero mi negocio está lleno.
    NONA.¿Me va a Ilevar cuesta sera?
    FRANCISCO.Si sí… claro.
    (Tímidamente, le pasa el brazo a la nona por el hombro.)
    NONA.-¿E qué me vas a dar?
    FRANCSICO.-(Más confundido.) Lo que usted me pida.
    NONA.-¡Chocolata!
    FRANCISCO.Ah, si… sí… (Se hace una larga pausa durante la cual Francisco
    queda con el brazo sobre el hombro de la Nona, y ésta sigue masticando.
    Finalmentete, Francisco mira hacia ambas lados para comprobar si están solos.
    Repentinamente.) Catanzaro. (La Nona gira la cabeza y lo mira, sin dejar de
    masticar. Francisco, la mira a ella esperando la reacción.) ¿Se acuerda de
    Catanzaro? (La Nona dice qué, sí con la cabeza. En voz baja.) ¿Y qué tiene en
    Catanzaro? (La Nona lo mira y mastica.) ¿De qué se acuerda?
    NONA.Catanzaro… Bon vin.
    FRANCISCO.Vino. ¿Tiene viñedos?
    NONA.La pasta.
    FRANCISCO.Fábrica de pasta.
    NONA.-Cuesta cosa (Hace un gesto de algo pequeño.)
    FRANCISCO.Oro ¡Pepitas de oro!
    NONA.(Niega con la cabeza.) Marisco.
    FRANCISCO.Fábrica de pescado… Agarran pescado… Tienen barcos…
    NONA.Se agarra e se manya. (Ríe)
    FRANCISCO.(Aprieta con alegría a la Nona.) Nonita.
    (En ese momento ingresa Chicho trayendo una fuente con sandwiches de
    chorizo.
    CHICHO.¡Bueno, bueno! Perdón si interrumpo, pero los chorizos ya están.
    (La Nona se mete rápidamente en el bolsillo las bombones que aún quedan en
    la caja. Toma un sándwich y se pone a comer.

    Fragmento del texto teatral «La Nona de Roberto titto Cossa’

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    1. Si, aquellas nomas eran especiales

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