Barcelona Secreta -02: El barrio Chino y el cabaret La Criolla by j re crivello

1931, interior de La Criolla cabaret, Barcelona

“Tome Jefe” -Su ayudante le dejo encima de la mesa unas 5 hojas. Marcos las recogió y pregunto: “¿Y esto?”.

“Se acuerda cuando estuvimos en casa de Violeta, que abrí su cajón -dijo López, para llevarme dos bragas para regalarle a mi novia. Pues bien regrese este domingo para lo mismo y al abrirlo nuevamente, con la mano note un cierto freno y decidí desmontarlo, por la parte de detrás y encontré esos papeles envueltos en celofán”.

“Son de ella –aseguro López. No las he leído a pesar que tenía muchas ganas”. Marcos las estiro una a una, encima de la mesa y miro si estaban ordenadas por fecha. En voz alta dijo: “Esto buscaba el que me empujo en su piso hace unas noches”. Luego fue leyendo a saltos, ella decía:

“Aquella mañana pude despertarme entrelazada con sus piernas era un día especial le conocí anoche enLa Criolla (1) un triste remedo de un Cabaret desaparecido hacia 1932. Me vine con él a casa y su suave andar me emocionaba. Esta noche ha sido de leyenda, me dejo montarle y su atrevimiento casi me ha dislocado un muslo. Al levantarme hace unos minutos   -a beber un vaso de leche, he notado que me tira la pierna izquierda, pero es definitivo ¡le amo! Solo verle de espaldas dormido y con ese cabello de rizos casi escarlata me ¡deja frita! Y… aún no se ni su nombre. Le espiaré su cartera. En el DNI pone Lock F. Gardner. ¡Qué nombre más extraño! Pone nacido en Pasadena, pero no le he notado ningún acento, la dirección es de calle Carmen 63. ¡El barrio Chino! Prepararé algún desayuno. “¿Tostadas amor? Ya me imagino del brazo con él, caminando por la Diagonal y dejándome llevar por su estilo.”

 Marcos se detuvo, había leído en voz alta y su ayudante le miraba, antes de continuar marco con lápiz: Lock F. Gardner y el dibujo a carboncillo realizado por ella: un hombre alto, de espaldas anchas y mirada pétrea. Sin ningún abrigo y con un falo ancho y recio pero con florecillas pegadas al sexo. ¡Vaya…! -dijo su ayudante rascándose la cabeza y agrego: “Nunca había visto una tipa que soñaba con sexo y le dibujaba envuelto en flores”.

“Es la ambigüedad del pastel” –dijo Marcos, pero ni él sabía que narices explicar. “Seguimos leyendo” -dijo su ayudante. Marcos escogió la segunda misiva, según la fecha era de un mes más, ella decía

“Lock me ha mostrado una lengüeta que lleva en el pantalón, está por el interior, dice que la utiliza para aumentar sus encantos. Le mire y me he reído un rato. Creo que le he ofendido. A los hombres que deciden aumentar su bolsa del escroto para impresionar me resultan inexplicablemente infantiles. Al ver su enfado le sugerí que en lugar de una lengüeta porque no se comparaba esos calzoncillos de las tiendas de sex shop. Según una amiga -le argumente, llevan una recamara que se infla un poquitín, tipos como el Ronaldo del Madrid dicen que las calzan. Parece que no le gustó la idea. Dejo tras de sí un portazo y ese fin de semana no nos vimos”.

“Tipos que se aumentan el paquete” –ha visto Jefe, dijo el ayudante. “Y tanto que los he visto”  -contesto Marcos con cierta displicencia, trataba de aparentar tranquilidad pero aquello le afectaba, durante años se había sentido acomplejado por el tamaño de su pene, en las duchas o en los lugares donde otros presumían del tamaño., luego su mujer le convencería que existían otros movimientos no solo pélvicos tan dotados de sensualidad, que a ellas le hacían sentir un poquitín más, y dijo: “ahora hay tantas mierdas para el sexo que uno no sabe si son efectivas o no”. Su ayudante sonrió, si algo tenía claro es que la lencería seguía siendo una buena estrategia. Marcos decidió leer la tercera misiva. Estaba escrita en los laterales de un periódico de tirada nacional, y cada giro de lado tenía un número que ayudaba a entenderla, decía:

1#le he pedido vernos este finde. Él me ha dicho que tal vez.

2#Estoy angustiada y mi amor va en aumento. Este sábado por la noche hemos quedado, me pondré unas bragas rojas y un vestido negro.

3# ¡Que fastidio! Ha intentado cancelar la cita y le he convencido con una grosería.

4# al fin hemos pasado la noche juntos. Su voz tan dulce y sus labios me han llevado a un mundo que tenía olvidado. ¡Tengo miedo de perderle. #93/835972 es su nuevo teléfono”. El carboncillo le dibujaba unos rasgos de los labios -duros y finos- y una nariz incrustada que al ver las dos bolas que había puesto en los ojos le daban una imagen muy varonil.

“¡Ya le tenemos Jefe! –dijo su ayudante. “Tal vez” –agregaría Marcos. “Pero –y miro a López para decir: “solo intuimos que este último amante le hace sufrir de amor. Y es algo que le ocurre a mucha gente” –agrego. Su ayudante tragaría saliva para decir:

“Como a mi Silvia”. “No jodas -dijo el Inspector, esa es una buena chica que te quiere y admira”.

“Si –no voy a negarlo, pero cada vez que deseo sexo me repite una frase con el mismo tono de voz:

#Sabrás esperar que estoy con la regla# Y, la muy cabrona, me abre las piernas riendo”. Marcos le observo, para preguntarse ¿debería darle algún consejo? O salir con la clásica respuesta: “todas las mujeres son iguales”, o era mejor “échate encima hasta que grite”, o “me parece que deberías ver a otras, la experiencia me dice, que si algunas mujeres –o los hombres, juegan con este diálogo de necesidad y freno, algo no va bien”. Opto por esta última frase y su ayudante López rápido y fresco respondió: “Ud. cree que… ¿ella me domina con este juego?

“No es que lo crea, lo pienso”. Pero el Inspector, de repente cerro el pico, se vio a sí mismo en una conversación parecida a la que había mantenido hace unos años con su psicólogo y le pareció verse en una posición donde se adivinaba una cátedra, la cual le parecía familiar y muchas veces era efímera y estúpida. Para ello rectifico y mirando a su ayudante dijo: “López, dale marcha y si revienta que sea por ella y no por ti”.

“¿Cómo hace Violeta Az con el tipo en cuestión?” –afirmo López sin dejarle ninguna opción. “Si” –respondió Marcos, mientras se levantaba para irse a comer. Dejarían para la tarde las siguientes cartas.

Notas:

(1)La Criolla va a ser realmente mítico y va a influenciar a muchos intelectuales bohemios nacionales e internacionales y es un reflejo pálido de lo que se supone podía verse dentro de La Criolla.  Se puede ver en el ambiente que surge en la película Querelle de Fassbinder siguiendo la novela homónima de Jean Genet el que sería en esos años un cliente asiduo. Comentario aparecido en (Link) Barcelofilia y firmado por Pipero. Traducido del catalán por el autor

El Barrio Chino descrito por Jean Genet hacia 1932:

“1932. España estaba cubierta entonces de vagabundos: sus mendigos iban de pueblo en pueblo, por Andalucía en razón de su buen clima; por Cataluña, de su riqueza, pero todo el país nos era favorable. Fui así un piojo con la conciencia de serlo. En Barcelona, frecuentábamos sobre todo la calle Mediodía y la del Carmen. Nos acostábamos a veces seis en un jergón sin sábanas y, al amanecer, íbamos a pordiosear por los mercados. Salíamos en banda del Barrio Chino y nos dispersábamos con un capacho bajo el brazo, pues las amas de casa nos daban más bien un puerro o un nabo que unos céntimos. A mediodía regresábamos y nos hacíamos la sopa con lo recaudado. Lo que voy a describir son los hábitos de la canalla”. (Fuente Babelia, El país)

El Barrio Chino de Barcelona hacia 1949 descrito por Juan Goytisolo

“Cuando me adentré por primera vez en el Barrio Chino en 1949 de la mano de un compañero de universidad aficionado como yo a los libros y experto en las zonas desaconsejadas de la ciudad, La Criolla y los bares en los que anidaba la especie maldita no existían ya. La red de callejuelas que se extendía del Portal de Santa Madrona a la calle del Carme albergaba tan sólo numerosos prostíbulos a cinco pesetas por ficha y la miseria reinante no debía diferir mucho de la que conoció Genet. El célebre burdel de Madame Petite, en el que posiblemente se inspiró al componer Querelle de Brest («La Feria», de Madame Lysiane), era una sombra de sí mismo y la progenie de las execradas en público (y apreciadas por algunos en privado) ocultaban su maquillaje, abanicos, peinetas y faralaes a los ojos del ciudadano «decente»”.(Fuente Babelia El País)

Otros links:

http://www.elpais.com/articulo/semana/santidad/Genet/elpepuculbab/20090103elpbabese_3/Tes

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