IcanHearYouHavingSex -04 AlcoholicsShutlin (1)  

By j re crivello

Bronco Newman se sentó por enésima vez en la cita de los AA. Una sala circular y tres tipos y dos tipas que se soportaban por pertenecer a esa galaxia que de les tiene agrietado sus afectos y se dedican a beber a escondidas. Nueva York es una ciudad donde sus caprichos están resueltos, donde cada gramo de vida es exprimido, pero en la cual sus habitantes a cambio de no padecer gonorreas ni pie de atleta, parten sus territorios en diminutas parcelas en la cual su soledad es mística. ¡Vamos un arrebato que construyen después de haber triunfado en la gran manzana! Como dice Stephen Coby “el mapa no es el territorio” y ese tal vez fue su gran error. Bronco Newman es negro, nacido en una Cuba imposible, de andar tranquilo y sonidos del sol que escapo con su amigo F. F. en una balsa pequeñita y del cual ni un tiburón de Miami le detuvo, para llegar tres meses después a este bálsamo de fieras que es su ciudad actual. Sus compañeros del envite –de lunes a viernes-, nos habíamos olvidado de presentarlos son: Robert Triss, Yack Z, y las dos mujeres, Rossana Pascal y Brenda Miller Gross. Les acompaña un tipo calvo lleno de miserias que hace de psicólogo o mejor, un cuidador de ego. Para Bronco Newman la ciudad y su vida se definen como un colapso, de su día a día, de sus antiguos amantes caribeños, de sus actuales déficits y de una botella que al dejarla de inclinar ha supuesto una etapa diferente. Hace dos meses que esta sin bebida. Su lengua se ha hecho espesa, sus neuronas están vivas y liquidas y, surfean buscando excusas para rememorar noches enteras pegadas al abandono. Bronco comienza su jornada diciendo

–Hoy es lunes, como un maldito negro cubano he dejado detrás todo. Los alcohólicos destrozamos todo lo que tocamos. Usamos el sistema de promesas repetidas y utilizamos pequeñas palabras tales como: “ya lo sé”, “prometo dejarlo”, “mañana estaré bien”, “ven siéntate y deja eso” y poblamos nuestra vida de suciedad.

Los ambientes son de abandono, discontinuos, rotos de fe. A veces nacemos dos horas y a un ser querido le decimos: “me alegra que vinieras, te he preparado una bici para estos días que estarás aquí”, y nuestro hijo nos mira con rabia y descredito y, desaparecemos dos días. Es tal nuestra poca fe en soportar el compromiso que nadamos al contrario. Y,  se calló un largo rato. El grupo dijo a coro

–¡Si! Rossana Pascal esbozo una sonrisa antes de decir en voz alta y fuerte, y mostrando unos ojos aceitunados y leves de verde. “¡En Nueva York me estrelle! Quería ser modelo y me capto un tipo que trabajo con John Gotti y me hizo caminar por los barrios más serviles. Y la bebida escondió una  caída lenta en aquel precipicio, donde mis coitos pagados sumaban kilómetros de avenidas en el frio o el calor. Me identifico –aunque os parezca raro, dijo- con la Marilyn de las piernas blancas de aquella foto encima de una salida de aire del Metro” y se puso de pie para levantarse una falda lisa y roja hasta más allá del ombligo y decir

– ¡Esto es el comienzo y final! El grupo dijo nuevamente:

–¡Sí! Bronco Newman salió de su espacio y agrego:

– ¡Amigos!, pienso que cada territorio nos parece tan real que nos olvidamos que allí dentro necesitamos de combustible para aguantar. El tipo calvo que se había mantenido en silencio y llevaba una bata blanca, -dijo:

– ¿Has decidido romper tu territorio?

–Mejo salir –agrego  Newman y continúo. En la granja donde nací teníamos poco, muy poco, pero sabíamos que nuestras fuerzas sumaban, éramos un coro de sonrisas. He decidido volver a crear esa atmosfera y se puso de pie, para agregar:

–Cada maratón que voy a correr será por aumentar mi liquidez –y se marchó. Del grupo se oyó un “¡Si!”

Nota y traducción

(1)    Alcohólicos encerrados. Este título responde al nombre de un modem de Nueva York y es una inspiración del artículo que lo menciona en El País Semanal: “Mi WIFI se llama Pepita”, cuyo autor es Karelia Vázquez

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