“Estimado J. rick. Estaré en la estación de Vilanova y La Geltrú. Cerca de las 8. Firmado: Growing. Trae papel de fumar”.
No sé por qué este mensaje daría en el clavo. Le atraería a j rick hasta la madriguera. No le veía desde hacía tres años, cuando en otra estación más pequeña habíamos intercambiado dos papeles. Aún conservo el mío, lo llevo en el bolsillo. Decía:
“La nevera de casa esta alterada. Le he echado gasolina y una cerilla. El fuego y las chispas han atraído un enjambre de bomberos y el delta de agua formado me ha hecho feliz” — j . rick
Aquella nota tan extraña, imposible de certificar en la realidad, había continuado en una densa y compleja explicación en twitter. Nada más que palabras y anhelos. Siempre supuse que su mito era una creación personal y desde el otro lado alguien me respondía, quizás, un lejano pariente, o un bondadoso amigo. Pero, confieso… yo, le había visto. En aquella estación y en ese día de hace tres años, en el cual intercambie un mensaje»
Así es Vilanova i La Geltrú, una densa madeja de complicidades que estalla para las Comparsas y el Carnaval. En esos días sus habitantes se mezclan en una igualdad social y en una desigualdad vital y aparecen toreros, sencillos pescadores, maridos abandonados y cajas de lechuga verdes y raras dispuestas a unirse con el aceite y el vinagre. Y si Ud., ese día por casualidad —como a mi amigo J rick, le atrapa en la estación el día de Carnaval, ya nunca volverá a ser como antes.
Por ello después de dos años sin Carnaval, Vilanova i La Geltrú regresa a sus comparsas que tiran caramelos y 20.000 personas corren por sus calles.
¡Salud carnaval!
Nota:
Barcelona / j re crivello// Escritor y Editor / Fundador de Masticadores 