Debate Z. Bauman & J re crivello —03: las redes

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Pregunta: Las redes sociales han cambiado la forma en que la gente protesta, o la exigencia de transparencia. Usted es escéptico sobre ese “activismo de sofá” y subraya que Internet también nos adormece con entretenimiento barato. En vez de un instrumento revolucionario como las ven algunos, ¿las redes son el nuevo opio del pueblo?


Z. Bauman: La cuestión de la identidad ha sido transformada de algo que viene dado a una tarea: tú tienes que crear tu propia comunidad. Pero no se crea una comunidad, la tienes o no; lo que las redes sociales pueden crear es un sustituto.

La diferencia entre la comunidad y la red es que tú perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti.

Puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionadas. La gente se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de individualización. Pero en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable. Ahí tienes que enfrentarte a las dificultades, involucrarte en un diálogo. El papa Francisco, que es un gran hombre, al ser elegido dio su primera entrevista a Eugenio Scalfari, un periodista italiano que es un autoproclamado ateísta. Fue una señal: el diálogo real no es hablar con gente que piensa lo mismo que tú. Las redes sociales no enseñan a dialogar porque es tan fácil evitar la controversia… Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara. Las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa.


J re crivello: Las redes han revolucionado la civilización, el aspecto del activismo de sofá que menciona Z Bauman es su lado más visible, y acentúa nuestro lado mono-humano caracterizado por nuestra manera de hacer clan, tribu o jerarquía, en las redes buscamos afinidades y descatalogamos o censuramos lo que no es de nuestro agrado o escala de valores. Pero las redes han multiplicado por cientos de millones los bits que circulan, los superficiales y los que establecen intercambios de denuncia o de crecimiento científico tecnológico. Sin redes la civilización es más lenta, más dominada por los dictadores de la opinión o del Estado.

Con las redes se ha roto la dicotomía izquierda /derecha y aparece el sujeto transversal.

La red es el alma de la nueva civilización, y lo es de los humanos y próximamente de las cosas y… dentro de poco de los robots. No es una trampa (aqui disiento de Z. Bauman), es un salto de civilización que abre el camino a la salida al espacio exterior, nuestra próxima frontera. Las redes expresan la nueva civilización, de humanos, de robots y de la vida exterior. Por mas que ahora, como decia un amigo le sirva para hablar con su hijo de Cincinatti o yo con el mio de Madrid, o que exista Masticadores y sus 16 editores, sus 200 escritores y miles de lectores. Sin las redes no seria posible.

Notas:

Estado de crisis. Zygmunt Bauman y Carlo Bordoni. Traducción de Albino Santos Mosquera. Paidós. Barcelona, 2016. 157 págs., 16,95 euros

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3 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Carlos Usín dice:

    Como cualquier herramienta, internet tiene usos perversos.

    El cuchillo es fenomenal para cortar un entrecote. Lo malo es cuando se usa para clavártelo en las costillas.
    Todo depende del uso que le quieras dar.

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    1. Me ha gustado,,, el ejmplo del cuchillo… jaja

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  2. Bauman tenía razón, las redes son todo eso pero también todo lo contrario. En redes sociales puedes vestirte con las ropas del gran narcisista o del súper «hater» de turno, vulgarizándote hasta reventar, o puedes hacer amigos e incluso obtener toda la información que precisas sobre cualquier tema, pero hay que trabajar duro para separar lo «bastardo» de lo objetivo y es precisamente esa diferencia su valor añadido.

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