Mi artículo +agrio de 2022

Aqui aparece en Mingo, la figura de mi padre que sobrevuela. by j re crivello

Los Genes de Mingo, Septiembre 26, 2011

Proscrito, olvidado. Su fama era intermitente. Cada madrugada salía cerca de las 5 de su casa, no muy grande pero alejada del centro. En inverno la brisa hacia que su piel recibiera una ola de sal. La comarca era para aquellos que veían sus problemas, solo la curva del próximo camino. Esa mañana parece que no tenía fiebre, anoche un plato de espaguetis le había curado, y también dos aspirinas.

Le habían dicho en el dispensario que aguantase, que sería un virus que duraría dos días. Si hasta le parecía estúpido. ¡Dos días! La frase repetida tal vez le ayudara. Se puso a caminar hasta la curva, estaba a tres kilómetros. Era una carretera sucia, llena de limaduras de hierro que venían de la siderurgia, antes de llegar, solía detenerse en un quiosco bar, en la ventana un tipo alto de cabello negro y bigotito fino, tez blanca y una hilera de dientes picaros, le decía siempre:

“¿Hace frio esta mañana?” Esa terca expresión entre pregunta y canto, le dejaba en la duda de responder. Pero enseguida venia la siguiente.

“Esta tarde estarán las chicas, y haremos una partida de truco. Si viene empezamos con 100”. Al mirarle el tipo, un tal Mingo, le daba a entender que el mundo se venía abajo y antes de irse todo por el desagüe, le aconsejaba, un batallón de féminas y una partida. Esta vez repitió el vaso, le servían siempre una mezcla de anís y moscatel, con lo cual el líquido tomaba un color turbio. Luego dentro quemaba como una serpiente que bajaba raspando por el esófago. El del bar le miro nuevamente y dijo:

“Ayer mataron a dos tipos aquí detrás”, el bigotito se cerró hasta dejar una marca de desprecio. “¿Eran del pueblo?” –pregunto. No, cuatreros de poca monta. Se intentaban llevar tres vacas y dos caballos. El ruido me despertó y fuimos con el vecino de allí abajo y disparamos al bulto.

“¿Al bulto?” –pregunto otro parroquiano. “Si nos enfilamos –continuó Mingo, cerca de la curva y desde allí apuntamos recto y cayeron dos, los otros se escaparon. Y luego desde aquí llamamos al comisario. Les enterraron allí mismo al lado de la curva, como hace tres años. ¿Se acuerda?”.

“Otra estúpida pregunta” -pensó, pero al girar en la curva cada día veía las cruces. Estaba a punto de irse cuando el del bigotito le acompaño hasta fuera, allí encendió un extra King Size, de los que estaban de moda. El campo olía a heno y la pradera comenzaba a despertarse. Mingo, muy conocido en la zona, de tanto patearse la comarca había montado el Bar y en una pose característica con su mano derecha, se aliso el cabello, con gomina oscura y atada con fuerza sobre la nuca para decir:

“A los muy perra los mate con dos disparos en la cabeza. Los sesos fueron a dar a la carretera. Esa curva —señalando con el dedo en su dirección- después de traspasarla solo nos trae problemas. Algún día trasladare el bar al centro. En plena calle principal y llenare el garito de gente fina”.

“Tal vez no sea necesario” -dijo él, antes de irse para pasar más allá de la curva. “Un día  Ud. y yo daremos una batida más allá de aquel lio de anoche. Sabe, esta noche vendré a jugar. ¿Qué bebida sirve? –preguntó. “¿Güisqui? –dijo Mingo.

Y agrego continuación: “tengo uno muy bueno que me traen de contrabando. Lo hacen con buena cebada, avena y malta y lo destilan los negros de más allá de la curva. Bueno a decir verdad la etiqueta pone “Los Negros

“Ok. Prepare güisqui de los negros y caviar de hormiga” (1). Mingo dijo: “Y una delicia que preparan ahora para acompañar con licor, le llaman #Casu marzu# (2)”. Ambos se despidieron. Mingo estuvo un rato hasta verle desaparecer detrás de la curva.

Notas:

(1)Escamoles o maicitos. Llamado también “caviar de hormiga”, ya que se prepara con huevos de este insecto, los cuales pueden comerse fritos con manteca o a las brasas. Las hormigas escamoleras, de México, son bastante agresivas y no se reproducen fácilmente por lo que cada plato de escamoles cuesta bastante caro.

(2)Casu marzu. Es un queso pecorino sardo elaborado gracias a la acción digestiva de las larvas de la mosca del queso, Piophila casei, las cuales se introducen en el queso y producen niveles altos de fermentación

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