Conejitas y Ligueros
Estamos hablando, de un tipo que vive en su casa rodeado de mujeres y en calzoncillos, porque digamos que debajo de su mantón, imaginamos que estará en suave renuncia al uniforme. Y en una casa grande y superficial, donde los mansos estilos perviven desde aquellas mujeres del 63. Una época en que el sexo era una comedia romántica, donde las rosadas reinas de este harem gigantesco vendían plumines de seducción. A veces al comparar con la factoría Disney de dicha época, vemos cuentos de cartón, donde aparecen amiguetes y paraísos que insinúan. Es una espiral de horas interminables donde intuimos que detrás está el pecado, o la libertad, o el temido amado Kent de la Barbie, pero todo es un mundo de analogías, de cuentos sutiles.
“Aún mantiene su energía. Practica el sexo a base de recurrir al viagra cuando lo necesita” -declaraba en El País, del 6 de marzo de 2011
Lo dicho, una pastillita y ¡Ale óp.! El duro canalla de carmín y bata compensa a su reinado. ¡Que sueño más cargado de fantasía!, un hombre y multitud de ninfas alegres y serviciales que domestican la soledad en un reino de pornografía suave y reiterada.
Tal vez es más intensa la factoría Disney, por citar un dibujo que conocemos de memoria, la lucha del Coyote por dominar al correcaminos. Pero claro… si Ud. me permite en este dibujo el sueño homosexual se repite, sin concluir, y en Hefner aviva una llama diferente: sexo transversal y abundante del tipo “todo a cien”.
En ambos casos, los sueños, sueños son.