Perfiles: Korshack «il consiglieri» by j re crivello

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“Su leyenda sedujo a la leyenda. El suyo fue el misterio oculto en el corazón de la caldera de la ilusión y el engaño (1). Para algunos, era el mal encarnado, para otros, el tipo más simpático del mundo”

De quien habla –pregunte. Mi Director levanto los ojos y con suavidad en una media penumbra dijo:

–Es Korshack, “il consiglieri” de la Mafia. Vivía en el 10624 Camino Chalon, en Bel Air, de Los Ángeles y era “el abogado de los chicos malos” (2). Su distinción, su sabia lujuria, las relaciones que establecía, daban a la Mafia un aire fresco. Pero en el FBI era el número de fichero 92-789ª, y nadie nunca le investigo.  Dominick Dunne confesó años más tarde que esa inmensa y lujosa mansión fue la “primera casa que fui en mi vida en la que había un guardia con un arma de fuego en la puerta” (3) Hizo una pausa para describir al verdadero Padrino. Era delgado, no muy alto, con una sonrisa agradable y multitud de contactos (4). Se cuentan anécdotas por miles, desde levantar una huelga en Hollywood por una llamada de Nancy Reagan a un amigo y el decir: “estará resuelta el lunes, pero dile a Reagan de quien viene el favor”. Mi Director hacia grandes esfuerzos por separarse de esa fantástica marea de simpatía que le impregnaba el Supermob, he intento entrar en la capa dura y espesa del asunto, con una sola pregunta:

–Tú piensas, tal vez. ¿Este no sabía de la trama del asesinato de Kennedy?

–No sé –respondí

–No se atrevían –los del FBI a tocarle. Durante años le instalaron un micrófono de los de la época conectado a la red telefónica. Le bautizaron “Pequeño Al”.

– ¿Le descubrieron algo?

–Poco, si, conversaciones con los otros jefes mafiosos y siempre aparecía un tal Sr. Lincoln, del que aun dudamos si era el seudónimo que le identificaba o un personaje misterioso ubicado en otra esfera del complot. Frend Law se detuvo, dio vuelta a una hoja en la que tenía apuntada algunas ideas y señalo con el dedo: así lo veo yo, de las cinco familias mafiosas, él era el SuperMob, el grande. Su tarea era mediar entre el crimen y la legalidad. Luego estiro una hoja de papel y me mostro un gráfico de rectángulos conectados con flechas dibujadas con lápiz rojo. Aparecía CIA-Comisión del Crimen y entre ambas la unión era el Supermob: Korshack.

– ¿No es demasiada especulación? –pregunte. El respondió:

–Diríamos que lo visible es el grupo de Carlo Marcelo –el jefe de la Mafia de New Orleans– quien señala claramente la necesidad de asesinar a Kennedy, luego los hombres de Chicago agrupados en torno a Sam Giancana que colaboraban con la CIA para matar a Castro a través de un tal Maheu que conectaba con el Director del programa de Operaciones Especiales de la CIA Wiliam Harvey quien fue sustituido  a finales de 1963 por Desmond Fizgerald. Mi jefe se puso de pie, caminaba lentamente, luego se giró para mirarme y preguntar: ¿nos falta algo? En ese momento extraje un papel doblado y mostré otro gráfico y dije:

–Me obsesiona la conexión entre La Mafia y la CIA, y situarla antes del asesinato, pues todos hablan de un complot en general, pero no precisan, por ejemplo que un político como LB Johnson, no sería capaz de llegar hasta el límite de decidir asesinar, pero tal vez Richard Nixon. De su parte aparecen con respecto al Watergate, en las cintas grabadas en la Casa Blanca, ciertas expresiones que considero confusas, y son referidas al asesinato, por ejemplo: cuando dice a Edward Kennedy en 1972: «Si él recibe un disparo, es demasiado, condenadamente malo». (5) O cuando se refiere a E. Howard Hunt en conversaciones grabadas por Haldeman referidas a aquel, en el libro, Watergate, el asesinato de JFK y la Bahía de Cochinos: «Por supuesto, esto Hunt, que va a descubrir un montón de cosas. Abre esa costra, hay un infierno de un montón de cosas, y nos parece que sería muy perjudicial que esto vaya más lejos…”

– ¡Un infierno! ¿A qué se refiere? –preguntó en voz alta mi Director.

–No olvidemos que Nixon estuvo en Dallas el día anterior –dije.

– Tal vez el no tuvo nada que ver, pero si azuzo a los elementos más derechistas de la época y… conocía bien a los que entraron en Watergate once años después. De los cuales  una parte de ellos fueron oficiales de la CIA que participaron en operaciones especiales en la época y son citados por Hunt antes de morir: Cord Meyer, David Phillips, William Harvey y Donald Morales. Pero necesitamos la pieza, ¡la pieza! que conecte ambos movimientos…

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