“La Iglesia recibía cientos de peticiones similares todos los años, pero Alejandro (1) no sentía ninguna estima por los santos piadosos; prefería a aquellos que daban su vida por la Iglesia: los santos rojos. (pág. 251, Mario Puzo, Los Borgia)
Siempre me han llamado la atención los Papas y su rituales, algunos son rojos, otros piadosos. Cada uno escoge como quiere ser recordado. La liturgia del Vaticano les congela y su personalidad se destila lentamente. El último es porteño. Hasta en la manera de hablar el italiano y su forma de andar le retratan. ¿Cómo ha llegado un porteño al trono del vaticano? Es una pregunta sin respuesta. Es como podemos adivinar, que aquellos Borgias, salidos desde Valencia se hicieron con el poder en Roma. Porque hablamos del poder. De una ceremonia relativa a cómo explicarles a los humanos que mi discurso es santo y se refiere a los actos mundanos de las señoras y los señores.
Cuando era pequeño, un altavoz de la plaza de unapequeña ciudad y ese altavoz se multiplicaba en casi todo el pueblo, irradiaba música, noticias y el parte de los fallecidos. Actualmente las redes entrecruzan millones de mensajes para mostrar el mundo de los vivos. ¿Y de los muertos quien se ocupa?
Para ello están los Papas. Su discurso atrae a los vivos de una manera de conectar con el mundo del Mas Allá. Cuando era niño, el Más Allá estaba presente en nuestras vidas. Mis abuelas italianas hablaban de él, como si existiera y premiara o castigara en el presente para cuando ya no estuviéramos. ¡Era flipante! —Como expresamos ahora.
Pero el presente egoísta y dinámico ha engullido al futuro. Inclusive al Más allá. Todos estamos inmersos en una realidad que nos integra en minutos vividos sin desmayo. Todo lo hacemos para significar. Hasta los terapeutas utilizan una palabra para hablar del pasado del paciente, al decir: re-significar.
Es releer los contenidos del pasado para actualizarlos. Para comprender los significados que nos han pasado desapercibidos y modificar nuestro comportamiento. Tal vez para aligerar nuestro dolor, tal vez para liberarnos de nuestro peso.
Estamos viviendo un presente que se apropia del pasado y lo convierte en un continuo. La pregunta es: ¿conviene separar el presente del pasado como lo hacían mis abuelas y recurrir a un Papa? O, es mejor aceptar que el pasado esta reducido a cenizas y solo sirve para explicar nuestro dolor o nuestra alegría.
Re-significar. En ello estamos.
- Alejandro VI, El Papa Borgia
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