Mónica y los guiones de vida

By j re crivello

Ayer un familiar me dijo por el móvil:

“He visitado la casa de mi madre y quien me acompañaba detectaba que tu nombre aparecía continuamente” y se escuchaba:

“Juan, Juan, Juan”

Dice al respecto la Wikipedia que “etimológicamente, el término psicofonía está compuesto de las partículas «psique» y «fonos», haciendo referencia a un sonido producido por energía psíquica. Algunos investigadores prefieren llamar al fenómeno de las psicofonías como fenómeno de voz electrónica o parafonía, término acuñado por el divulgador Germán de Argumosa, ya que no prejuzga la causa del fenómeno, que por entonces en el ámbito académico parapsicológico se pensaba que era solo el producto de la mente inconsciente o subconsciente de las personas.(1)

En esa casa vivieron Mónica, su, madre Rita, y mi bruja preferida, Domenica. Una línea de vida que aparece casi siempre en mis memorias.

Hay un periodo de aquella época, que nunca he hablado, casi con 17 años, a Mónica solía visitarla en su departamento de estudiantes de Córdoba. Ella hacia farmacia. Y yo estaba tan perdido que las charlas, aún recuerdo por las tardes me orientaban sobre mis ideas de cómo cambiar el mundo y cambiarme a mí. Mónica le daba un cierto aire de normalidad y en ese tiempo pude escuchar alguna confidencia suya.

La diferencia entre ambos, tal vez es que ella tenía su vida estructurada, sabía que heredaría el negocio, que se casaría y que tendría hijos. En mi caso, mi vida cambio desde un proyecto sin plan, a montarme en un barco y renacer en Barcelona. Los dos escribíamos, yo poco debo confesarlo, pero usaba mi memoria como base argumental de todo escritor, ella practicaba en esa época las cartas que le dicen a los demás alguna intuición que pasa a través de su relación. La gente al leerlas, asombrada, decía la clásica frase: “es que Mónica me escribió algo”.

En mi caso, practicaba lo que dice Julio Llamazares en una entrevista: “Todos nos nutrimos de la experiencia propia y de la colectiva, de la ajena, la que se incardina a la nuestra. Proyectamos nuestros deseos o nuestras ideas hacia el futuro en función de nuestra experiencia pasada. Al final cuando tú miras hacia atrás la memoria es como la película de tu vida.[…] Y al final la memoria acaba como fragmentada y lo que recordamos no es una película continua, que sería nuestra vida, sino fragmentos de esa película que yo llamo «escenas de cine mudo».

En esas citas, cada semana, dos primos hermanos incardinaban la memoria desajustada de sus vidas. El futuro aparecía diluido, como por construir, ella fiel a un guion predefinido , el mío blanco, como si deseará que lo agitará con vileza, con inconsciencia.

Al final de aquel verano de nuestros encuentros, ella tuvo dudas. Como si deseara liberarse de ese guion impuesto y aceptado. Duraron varios meses. Yo, por mi parte aceleré mi viaje a Barcelona. Sabíamos que los caminos se separaban. Volvimos a vernos tres años después, y luego a los diez años.

Y luego más tarde, ella me recogió en coche a las dos de la madrugada. Venía de Buenos aires del entierro de mi madre, la noche era fría y la ruta oscura . En esa lata de metal la ruta se lucía con las luces del coche.

Dijo: ¿Cómo estás? —Bien —respondí

 La visité en su casa. Pudimos vernos casi tres días. La vida ya había dado vuelta a nuestras vidas. Siempre nos seguía uniendo la casa de las tres mujeres. Pude visitar a mi tía (su madre Rita), por última vez. Pude entrar en esa casa que aún vive en mí.

Anoche pregunte a mi nona Domenica, a través de unas letras que me permiten hacerlo. Su respuesta fue directa: La casa 37 no está encerrada en unos muros.

Luego pude pensar en ello. La línea dinástica, una de ellas, está compuesta por tres mujeres. Nunca pensé que mi memoria alimentaria mi talento. Y nunca pensé, que darle libertad a mi vida era mejor que aceptar un guion pactado.

¿Quiere alterar su guion? ¡Hágalo!

Notas:

(1)Según los proponentes del fenómeno paranormal, dichos registros aparecen como voces (masculinas, femeninas, juveniles, seniles e infantiles) que enuncian contenidos significativos, presentando una morfología característica en cuanto a su timbre, tono, velocidad y modulación. Su aspecto de mayor interés radica en el hecho de que, según sus estudiosos, en ocasiones estas «voces psicofónicas» han respondido a preguntas de los operadores, llegando a producirse diálogo con estos

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