Mónica —02: los pequeños algoritmos que guían nuestras vidas by j re crivello

La casa de las 3 mujeres regresa hasta mí. Al escribir podemos hacerlo desde la ficción, o usar poesía. O, usar esta vía intermedia en el cual al hablar desde la memoria uno crea espacios que a la vez el lector puede reconocer en el, las pistas personales.

Ayer, me quedó dando vueltas aquella casa de las tres mujeres; debo reconocer que retrocedo 55 años en mi memoria y la fuerza espiritual para caminar tanto hacia atrás parece menguar. Pero un escritor navega en el despliegue de la imaginación y los sueños. Describo a aquellas tres mujeres: mi Nona, la de la mirada tranquila, de color gris, y una sonrisa que se atrevía pero invitaba a la conversación. Siempre me pregunté de dónde venían sus poderes mágicos. Y hasta hoy lo hago. Como si fuera un vestido que le acompañaba desde los Alpes y ella resolvía con suma sencillez. La otra, de aquel trío, Rita. Mi tía, alta de labios gruesos, su sonrisa intuía una fina ironía. No era de conversación larga, su vida transcurría alrededor de la casa. De la capacidad de escuchar y reducir a cenizas la mentira. Por ultimo Mónica, de ojos verdes y sonrisa con chispa. Siempre había llevado la bandera. En aquella época, esa distinción era como si el alumno/a llenara todas sus libretas en los años sucesivos con diez. Esa capacidad intelectual se escondía en una personalidad alegre, que reducía el conflicto.

A veces uno se pregunta ¿que une la línea de algunas personas? La vida crea las condiciones, los espacios, las alianzas y durante unos años están vidas se dicen: ¡Hola!, comen juntas, duermen, ríen. Y esa alianza es indestructible.

Lo define Mónica en un libro mío, al señalar:

“Olores especiales, únicos y casi olvidados, de palabras que mezclaban el castellano y el italiano (que yo inexplicablemente desde muy niña, siempre entendí) de canciones cantadas con una vocecita aguda y dulce que calmaba mis angustias infantiles, de manos finas y trabajadoras que acariciaban mis heridas…” (pág. 147 Mónica Nigro. Memorias, j re crivello)

Aquellos años se funden, hasta dejar en nosotros pequeños algoritmos que guían nuestras vidas.

Las emociones son vasos rellenos de un líquido espeso que cautiva el alma y la retiene durante esas largas noches en que la vida se pone estúpida y cruel. Es allí donde se asientan estos seres imaginarios y reales a la vez forjados en la niñez que han depositado en nosotros su fe, su amor, su fuerza indescriptible para empujarnos a nuevas metas en el edificio insólito y ácido del crecimiento personal.

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