Tierra del Fuego: Karukinka

By J re crivello

Así llamaban los indios selk´nam a la Tierra del Fuego. Traducido significa “la última tierra de la gente”, fueron asesinados a finales del siglo XIX por los primeros colonos europeos. No es mi propósito hablar de ellos, pero si del concepto de la última tierra.

En la dispersión que la civilización ha producido en los últimos dos siglos hemos llegado a los confines más alejados. Los pueblos Ona eran 4.000 individuos que dominaban una isla donde parecería imposible que existiera interés por explotar un territorio desértico y sometido a unas duras condiciones ambientales. Pero los colonos europeos introdujeron las explotaciones de ovejas y el territorio en su esencia desapareció, y con ello, desaparecer sus pobladores originales.

Karunkinka fue domesticado por la fiebre del dinero y la extensa explotación ganadera. El último poblador Ona murió en 1980. Una vez más constatamos, como la última tierra ha sido incorporada a esfuerzo globalizador, como multitud de territorios alrededor del Planeta.

A veces observamos como las antiguas fronteras -de atrevidas e inestables formas- ceden su espacio a nuevos estilos. Con lo cual, las buenas gentes que le poblaron sin poder explicar los cambios que están sufriendo caen en la disolución espiritual. Los selk´nan nos han dejado algunas imágenes de su forma de ver la vida. En su sencillez se observa como al pintarse los cuerpos de una manera tan excitante, hablan de su fin. Es la cultura occidental quien somete a la imaginación. Pero detrás de aquella está el paisaje de unos individuos que sienten la pérdida de su civilización, sin poder convivir con el nuevo poder.

Luego un gran silencio y unas fotografías rellenarán el hueco espiritual.

Es la globalización en su intensa y atrevido desarrollo quien unifica y destruye las sentidas y vibrantes propuestas culturales, de civilizaciones humanas, que al desaparecer nos sumen en el esclavo calor de hamburguesa, cola y rock and roll.

9 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Interesante y bien escrito.
    Siempre me he preguntado cuanto bien o mal hacemos al entrar en las vidas de aquellos que no nos llaman -como los selk’ nam-. La respuesta facil seria: si murieron todos entonces es malo haber llegado alli. Pero eso seria pensar que murieron por nuestra cultura, lo que no es exacto. Se puede decir que murieron por unas razones que, lamentablemente, tambien pertenecen a nuestra cultura.
    Si llegamos a todo rincon del planeta con democracia, y respetamos su forma de vida creo que no estaria mal del todo: siempre estara la parte de que no les dejamos elegir…
    Un abrazo, me has hecho pensar otra vez

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  2. Una cultura desaparece y sus formas de vida y asi sucesivamente. Me ha llamado la atencion por ser tan marginal en Occidente, es decir han desaparecio otras antes de las que hemos hablado tanto… un saludo juan re-crivello

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  3. Muy interesante, y conmovedor que un pueblo tan bello haya sido exterminado por la acción del hombre «blanco»

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    1. Alejandro, Karukinka es un legado para reflexionar un gran saludo Juan

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