El escritor y Dios: E’la Disfantola -011 by j re crivello

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C’è un posto dove vanno a finire tutti i luoghi comuni su Milano. E’la Disfantola.

En la sociedad española no existe este espacio –la Disfantola- de corrupción y fin de cada estupidez… humana. Ni siquiera podemos encontrar un monstruo verde y grasiento que inalterado se trague sin más cada carga de arroz, o de vino cabezón y amargo. Y ¿qué hacemos sin él? ¿Lo inventamos?, por ejemplo con un ruido atroz y atípico que se pronuncia cada vez que nos damos con alguien inútil: ¡Que hijo de…!

Por ello volví hasta la nube rosada de Dios, ya desaparecía el atracón de Maradona del día anterior. Me saludo con un movimiento de cabeza, y dudé: los griegos mueven la cabeza hacia arriba para decir no. Por ello pronuncie en italiano: E’la Disfantola. Dios rio con fuerza, y señalándose a sí mismo repetía: “yo también he estado allí” Al ver mi sorpresa me dejo preguntar:

—¿Qué es? ¿Un sitio mental? ¿Se apropió Bill Gates de esta idea para hacer la Papelera de Windows? o ¿Es un estado anímico? Dios respondió en un italiano limpio y suave:

Per stanare i clichè più sedimentati, la Disfantola setaccia ogni anfratto della città e risucchia tutti i pirla, le sciure, i cumenda in circolazione; aspira le ore di punta, le settimane della moda, i giorni che piove; catalizza l’odore del traffico, il suono dei clacson, i semafori rossi.
Avanti di questo passo, un bel giorno, la pancia della Disfantola esploderà come il sacchetto dell’aspirapolvere quando è strapieno (1) Link

Traducción: Para sacar los tópicos más sedimentados, la Disfantola tamiza todos los rincones de la ciudad y chupa a todos los idiotas, con su ciencia, o pone en circulación; aspira a las horas punta, las semanas de la moda, los días de lluvia; cataliza el olor del tráfico, el sonido de las bocinas, los semáforos en rojo.

Antes de este paso, un día, la barriga de la Disfantola explotará como la bolsa de la aspiradora cuando esté llena. Traducción de Google y del autor.

Le observé a Dios, sus ojos eran de color azul intenso, y dije:

—Este monstruo no existe en España. Pero como siga así… lo inventaremos. Tal vez aun no nos atrevemos pues el Franquismo confiscó hasta nuestros sueños. Y Dios desapareció.

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