El amor es más frío que la muerte —04 Identidad e imagen by j re crivello

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“Entró Warhol, vestido sólo con pantaloncillos muy cortos, acompañado por una mujer yugoeslava muy alta.

En el rostro de Warhol ves el horrible precio que debe pagar. Existir como una cáscara. Abnegación. Destruido por la obra propia”. 

(Biografía de Rainer W. Fassbinder, la reunión con Warholl para el cartel de la película Querelle pág. 29)

Nunca nos convencerán que la fama es tan deliciosa, que no causa males a quienes la sobrellevan. La cascara o máscara se sobreponen a la persona, y cada acto es en si mismo una teatralidad de los que los demás esperan de esa identidad superpuesta.

En la civilización de la imagen, hay dos maneras de comunicar, o con la máscara, o con el casi absoluto espacio de reserva de tu identidad.

Cuando me siento a tomar café en el Turkys, nada me alegra más que pasar desapercibido, ser mi estilo, mi descanso, mi abreviado espacio entre el mundo y mi libertad.

Muchos practican esta especie de someterse a ese espacio de soledad entre los que nos rodean. Y al observar, tu alrededor, te informa de la vida, te anuncia des la prueba de próstata de tu vecino, hasta la charla de tres mujeres sobre un ex de ellas, que se separo 5 veces y conseguía la siguiente mujer en 20 días. Todo muy medido, en este Machito Jim de nuestros días.

Cuando vemos una pintura de Warhol, de su imagen: ¿Qué vemos? Tal vez una calavera moderna (del estilo egipcio) pero con los colores del LSD. El nos muestra una generación descompensada por los rituales para romper con los caducos años 50. Recordemos, de mujeres en casa, casas en las afueras y Doris Day peleándose con su caribeño marido.

Los años 20 del siglo XXI son de otra pasta, pero la imagen se ha adueñado de nosotros, nos tiraniza, nos somete al estilo Tic Toc donde debemos estar en movimiento, decir una banalidad, mostrar una crema hortera, asaltar un pollo deshuesado del Burguer. Todo lo vale. Todo esta implícito en este salón de la imagen.

Pero…

¿Dónde está nuestro ser?

He dado en el clavo, tal vez. ¿Ha llegado el momento de apagar alguna de las redes? Yo, no he encendido Tic Toc, y he sometido a una cura de adelgazamiento a Facebook.

Y… nada me ha pasado. He optado por la nueva red, el Turkys, con personajes de carne y hueso que hablan de sus vidas reales.

Han pasado 80 años: ¿Dónde estás Warhol?

Nota: Me da mucha gracia este dialogo entre un Warhol, entregado a la imagen y un Fassbinder creador de historias desabridas y llenas de fuego.

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